Qué verán los otros en mí
cuando yo mismo me veo
como una estatua de carne
agarrado a un barandal,
apretando en la boca
la náusea diaria que no afloja
y tampoco abre un abismo al cual saltar.
Nada pasa por mi rostro.
He cerrado los ojos
para no mostrar
lo que almaceno dentro.
Avanzo en un zumbido.
A toda hora anhelo
la visita de una mujer
que me adeuda nostalgia y tibieza.
Sus besos serían el alimento,
su abrazo un puente,
su amor sería semillas de llanto,
mi llanto un río recién nacido.
anuar bolaños.
Cali, Abril 23/2009
7:15 am, en el MÍO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario