He querido ser un residente curioso
en el perímetro de tus caderas,
hacer allí mi sitio,
dejarme cobijar por su tibieza,
sus aromas,
su blanda penumbra animal.
Entrar desnudo,
guiado por mis ojos y mis manos
para que mi destino se llene
con el pausado deleite de tu piel,
esa fuerza con que arrastras el tiempo
y detienes mi corazón
cuando mi cuerpo
se ha alimentado con tu sangre,
esa indiferencia con que triunfas
sobre las basuras del amor
y vuelves a surgir
con el rostro sabio que limpia el pasado
y me deja ser su huésped
a pesar del verbo vólatil con que me narro,
a pesar de mi traje de zombie
y mi noche voraz.anuar bolaños.
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